La fragmentación de hábitat es un proceso de cambios ambientales importante para la evolución y biología de la conservación. Como su nombre implica, describe la aparición de discontinuidades (fragmentación) en el medio ambiente de un organismo (hábitat). La fragmentación de hábitat puede ser causada por procesos geológicos que lentamente alteran la configuración del medio ambiente físico, o por actividades humanas, como por ejemplo, la conversión de tierras, lo cual puede alterar el medio ambiente de una forma mucho más rápida en la escala de tiempo. Se considera que los procesos geológicos sean una de las principales causas de especiación (fundamentalmente la especiación alopátrica), mientras que las actividades humanas estarían implicadas en la extinción de muchas especies. La fragmentación de hábitat es frecuentemente causada por los humanos cuando la vegetación nativa es removida para instalar producción agrícola, desarrollo rural o planeamiento urbano. El hábitat que alguna vez formaron una unidad, quedan separados en fragmentos aislados. Después de una limpieza intensiva del terreno, los fragmentos de hábitat tienden a convertirse en islas separadas por caminos, carreteras, pasturas o terrenos baldíos. En el término fragmentación de hábitat se pueden considerar seis procesos discretos:
Reducción del área total del hábitat.
Incremento de la cantidad de delimitaciones.
Decrecimiento de la cantidad de hábitat interior.
Aislamiento de un fragmento del hábitat de otras áreas del mismo.
Ruptura de un sector del hábitat en subsectores más pequeños.
Decrecimiento del tamaño medio de los sectores de un hábitat.
Destrucción de hábitat
Una de las formas más comunes en que la fragmentación de hábitat afecta a la biodiversidad es mediante la reducción de la disponibilidad de hábitat para plantas y animales. La fragmentación de hábitat involucra invariablemente un grado de destrucción de hábitat. Las plantas y animales en estas áreas son usualmente destruidos de forma directa. Los animales que poseen mayor capacidad de movimiento, como los pájaros, y los mamíferos, se retraen a los sectores remanentes del hábitat.
Los fragmentos remanentes del hábitat original, son lógicamente más pequeños que éste. Las especies animales de mayor movilidad, pueden hacer uso de varios fragmentos, mientras que aquéllas de movimiento limitado, tienen que arreglárselas con un único fragmento.
Dado que la destrucción de hábitat ocurre más probablemente en áreas de productividad agrícola, los fragmentos de hábitat son rara vez representativos del hábitat original.
Viabilidad reducida
El área es el principal determinante de la cantidad de especies presentes por fragmento.1
El tamaño del fragmento influencia la cantidad de especies que estaban presentes en el momento en el que el fragmento fue creado, e influencia también, la capacidad de estas especies para permanecer en el fragmento. Los fragmentos de hábitat pequeños sólo pueden albergar pequeñas poblaciones de plantas y animales y tales poblaciones son más susceptibles a la extinción. Fluctuaciones menores en el clima, recursos, u otros factores que serían rápidamente corregidos en poblaciones de gran tamaño pueden tener efectos catastróficos en pequeñas y aisladas poblaciones. Dado que la fragmentación de hábitat es una causa importante de la extinción de especies,1 la dinámica de las poblaciones subdivididas tiende a variar asincrónicamente. En un área carente de fragmentación, una población en declive puede salvarse inmigrando a una zona con una nueva población emergente. En áreas fragmentadas, la distancia entre fragmentos puede impedir que esto ocurra. Los fragmentos de hábitat desocupados que están separados de una fuente de colonización por algún tipo de barrera, tienen una probabilidad mucho menor de ser repoblados, que los fragmentos adjuntos a otra zona.
Las fragmentaciones de hábitat llevan a un "efecto de borde" a los hábitats, donde los micro cambios en el clima, luz, temperatura y viento pueden alterar la ecología alrededor del fragmento y en porciones del interior y exterior del mismo. Los incendios se vuelven más comunes en áreas donde hay una caída en el índice de humedad y un aumento en la temperatura y el viento. Las especies exóticas y las plagas pueden establecerse con mayor facilidad en estos ambientes perturbados, y la proximidad de animales domésticos a menudo perturba la ecología natural de la zona. Además, el hábitat alrededor del borde del fragmento tiene diferentes climas y diferentes especies que en el interior del fragmento, en consecuencia, los fragmentos pequeños son desfavorables para las especies que requieren un hábitat interior.
Implicaciones para la conservación
A menudo la fragmentación de hábitat es causante de que las especies se vuelvan amenazadas o en peligro de extinción. La existencia de hábitats viables es un factor crítico para la supervivencia de cualquier especie y en muchos casos la fragmentación de un hábitat remanente puede llevar a decisiones difíciles por parte de los biólogos conservacionistas. Dada una cantidad limitada de recursos disponibles para la conservación, es preferible proteger los fragmentos de hábitats pequeños y aislados o comprar tierras para poder obtener así el mayor tamaño continuo posible de un área
Una solución popular para el problema de la fragmentación de hábitat es la de interconectar los fragmentos plantando corredores de vegetación nativa. Esto tiene el potencial de resolver el problema del aislamiento pero no la pérdida de hábitat interior. En algunos casos las especies amenazadas pueden ganar una medida de protección frente a las enfermedades distribuyéndose en el hábitat aislado.
Otra solución es la de agrandar los pequeños remanentes para poder incrementar el hábitat interior. Esto se vuelve impracticable dado que la tierra cultivada o en uso se vuelve más cara y puede requerir de mucho tiempo y esfuerzo para ser restaurada.
La mejor solución es generalmente dependiente de la especie o el ecosistema particular que esté siendo considerado. Las especies con mayor movilidad como los pájaros no necesitan hábitats interconectados, mientras que algunos animales más pequeños, como los roedores, pueden ser más susceptible a la depredación en terrenos expuestos. Estas preguntas generalmente quedan bajo las teorías de meta población o biogeografía de islas.