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Expansión y nacimiento de la agricultura
La difusión de la agricultura desde el Medio Oriente, donde se inició en el Neolítico, hace alrededor de 10.000 años, debió de producirse como consecuencia de la explosión demográfica que esos mismos cultivos sedentarios produjeron. Esta nueva gran expansión humana debió de comenzar alrededor del año 7.000 a.c., a partir de una zona comprendida entre los actuales Irak y Turquía. Fue una difusión muy lenta y gradual, aunque con zonas de especial incidencia y propagación como es el litoral mediterráneo ó el curso de los grandes ríos centroeuropeos caso del Danubio, Rin y Elba y que se estima a un ritmo de un kilómetro anual, por lo que se considera que la llegada a ámbitos como Inglaterra, Dinamarca ó España se produjo alrededor de 4.000 años después. Estas aseveraciones están soportadas, entre otras.., sobre el comercio y tráfico de obsidiana, material escaso de origen volcánico y que los agricultores utilizaban en sus instrumentos agrarios. Así, en su expansión desde la Anatolia hacia Grecia, lo extrajeron primero en las islas del mar Egeo y posteriormente en el sur de Italia dándonos una aproximación sobre los cursos que se tomaron en la colonización.
En la época de difusión de los campesinos neolíticos, Europa ya estaba habitada por los pueblos que se habían establecido en ella durante los anteriores 30.000 y 40.000 años como producto de la gran primera expansión del hombre moderno. A estos cazadores-recolectores mesolíticos se les supone poseedores de algún tipo de agricultura primitiva, pero muy lejos de la sofisticada economía que, para su tiempo, constituían los cultivos y la cría ganadera que aportaban los nuevos colonos anatolio- iraquíes. Considerando que la necesidad de roturar tierras, mediante el rozar de bosques.., es lenta, podemos suponer por tanto que la convivencia y paralelismo de estas dos formas de vida debió de prolongarse en el tiempo e incluso darse en zonas donde los “mesolíticos” eran en un principio más numerosos, como era el caso de las culturas magdalenienses del suroeste de Francia y norte de España.
Debido a que se estima que durante los citados periodos la densidad de población, en comparación con la de los cazadores-recolectores, era probablemente entre un 10 y 50 veces superior, sobre todo en las zonas primigenias.., esto tuviera como consecuencia que la práctica de la agricultura introdujera nuevas técnicas, y cambios sociales, que permitieran un mejor aprovechamiento del terreno y la posibilidad de sustentar un número más amplio de personas. Estos nuevos estadios acontecieron con relativa celeridad en Oriente Medio, donde surgió por primera vez en la historia del hombre una civilización urbana gracias a una serie de nuevas invenciones agrícolas, como el nuevo arado, la yunta de bueyes ó las canalizaciones para el riego, así como las selecciones de semillas, etc.
¿Cómo se llegó a agricultura...? Según la hipótesis mantenida por Cavalli-Sforza, es razonable pensar que en algunas zonas se creó una mayor densidad de habitantes, lo que puso en dificultades el sustento de la población local si se seguía con los métodos de caza-recolección. Probablemente esta “superpoblación” estuvo acompañada de cambios en las condiciones medioambientales, el clima se hizo más frío, y la flora y la fauna cambiaron. Estos dos factores pueden explicar por qué la agricultura empezó más ó menos en la misma época en distintos lugares del mundo y en zonas donde, probablemente, se disponía anteriormente de un medio rico, y sobre todo de plantas, caso del trigo y la cebada.., y animales, caso del ovino.., más fáciles de cultivar y criar. Estas regiones fueron tres: Oriente Próximo, entorno al año 9.000 a.c. ; Norte de China-Sian, entorno al año 7.000 a.c.; México-Norte de los Andes, entorno al año 6.000 a.c. dando como origen a civilizaciones y culturas en torno a ellos: Trigo y cebada; Mijo y arroz; Maíz, patatas, etc.