Geografía física de Cantabria
Cantabria se encuentra en el sector central de la costa cantábrica. Limita al norte con el mar Cantábrico y al oeste con Asturias, al este con el País Vasco y al sur con Castilla y León (León, Palencia, y Burgos). Existe un enclave cántabro en Vizcaya, el Valle de Villaverde, y tres enclaves palentinos en Cantabria: Cezura, Lastrilla y Berzosilla, en el sur.
Posee una superficie de 5.321 km2 y sus costas tienen una longitud total de 165,7 kilómetros. Su cabo más sobresaliente es el Cabo de Ajo (43º 28' 93'' N 3º 36' 75'' O).
En Cantabria, de manera general, encontramos tres ámbitos geográficos bien diferenciados: La Marina, La Montaña y Campoo y los valles del sur pertenecientes a las cuencas del río Ebro y del Duero. La presencia predominante de la montaña explica que históricamente además se conozca a la región entera como La Montaña. El 50% de su territorio está por encima de los 600 metros de altitud y el 75% a más de 200 m. Un tercio de la región presenta pendientes de más del 30%.1
Peña Remoña.
Cantabria constituye un nudo en el conjunto de la Cordillera Cantábrica. Al este se encuentra el imponente macizo occidental de los Picos de Europa, que se eleva a más de 2.000 metros, cerrada por el norte por la sierra de Peña Sagra. Los Picos de Europa son una unidad con personalidad propia, ya que se trata de un macizo de calizas masivas, fracturado y elevado. Es punto de encuentro entre el mundo mediterráneo y el atlántico, entre las altas montañas del este y las bajas del oeste. Las mayores altitudes son: Torre Blanca (2.615 m), Peña Vieja (2.613 m), Peña Prieta (2.536 m), Peña Remoña (2.240 m), Tres Mares (2.222 m) y Peña Labra (2.018 m).
Dos son los elementos organizadores del relieve cántabro, la montaña y la costa. La costa está formada por una estrecha rasa mareal que da continuidad a Cantabria de este a oeste. Se trata de una planicie más o menos ancha que se extiende desde el borde del mar, o acantilado, hasta las primeras laderas de las montañas. Su génesis es la de una antigua costa marina, batida por las olas que hoy en día ha quedado emergida a varios metros sobre el nivel del mar, en algunos puntos incluso más de 100 metros.
En las montañas, además de los Picos de Europa, están las sierras, continuación de las sierras prelitorales asturianas. Son la Sierra del Escudo de Cabuérniga, montes de Ucieda, Alto del Gueto, Sierra de la Matanza y Sierra de Breñas. Son cadenas montañosas de unos 600-1.000 metros de altitud, que separan el litoral de las tierras del interior. Estas tierras del interior no se resuelven en un surco prelitoral, sino en una sucesión de valles orientados de sur a norte que organizan la red hidrográfica cantábrica. Son los valles de Lamasón, Cabuérniga, Buelna, Toranzo, Carriedo, Cayón, Ruesga y Guriezo.
Vista de la Cordillera Cantábrica desde el pico Coriscao (2.234 metros).
La continuación de los Picos de Europa se resuelve en una serie de sierras que forman la divisoria de aguas entre el Cantábrico, el Duero y el Ebro: sierras de Híjar, Bárcena Mayor, El Escudo, La Magdalena y la Sierra del Hornijo. Entre estas se encuentran una serie de valles: Baró, Cereceda, Valdeprado (los tres forman la comarca de La Liébana), Luena, Pas y Soba.
Por último, al sur se encuentra el valle del Ebro que se cierra por las montañas palentinas.
Cantabria se divide, desde le punto de vista litológico, en dos conjuntos: las calizas del este y la cobertera mesozoica y terciaria del oeste, culminados, también por calizas, pero con presencia de arcillas y areniscas. Formación típica de los conjuntos sedimentarios. La caliza es omnipresente en Cantabria, por lo que la región es uno de los principales conjuntos kársticos del país, pero también la pizarra, las margas y las arcillas que conforman el relieve de las partes bajas.
Las montañas surgieron de los depósitos marinos plegado durante la orogenia alpina. La potencia de los pliegues es muy diferente de este a oeste. En el oeste es mucho más potente, aquí aparecen las mayores altitudes y los mantos de corrimiento, mientras que en oeste son mucho más suaves, y aparecen pliegues suaves, de tipo jurásico, bien directos bien invertidos. La red hidrográfica se adaptará a las direcciones de esta estructura orogénica.
La costa cántabra se caracteriza por sus acantilados y plataforma de abrasión o rasa litoral (Ubiarco).
Todo el conjunto montañoso, sobre todo en las cumbres más altas, está retocado por el relieve glaciar. Proliferan los circos y valles glaciares, pero también las morrenas y diversos depósitos glaciares. También aparecen restos de erosión periglaciar, aunque está mucho más desmantelada.
En la costa predominan los acantilados, habiendo muy poca costa baja. Se trata de una costa estructural, muy poco erosionada desde el final de la orogenia alpina. Es una costa dentada, con muchos cabos y rías, pero de desarrollo moderado.
Pico Tres Mares y Peña Labra en Alto Campoo. El primero, de 2.175 m de altitud, debe su nombre a ser límite de tres cuencas hidrográfica. Las aguas de los tres ríos que en él nacen van a parar a tres mares distintos: el Ebro al Mediterráneo. El Nansa al Cantábrico y el Pisuerga, afluente del Duero, Atlántico.
Cantabria divide sus aguas entre tres cuencas hidrográficas, la del Cantábrico y la del Ebro y la del Duero. Los ríos cántabros de la vertiente cantábrica son cortos y rápidos, con gran poder erosivo, aunque en casi su totalidad discurren en los límites de la región. La acción de estos cursos fluviales sobre sobre el conjunto de depósitos mesozoicos y terciarios plegados por la orogenia alpina, por lo general de orientación este-oeste, ha dado lugar complicados valles en dirección norte-sur.
El más occidental de estos valles es el excavado por el río Deva, que nace en Peña Remoña, en el corazón de los Picos de Europa. Su afluente más importante es el río Cares, por la izquierda, que nace en los Picos de Europa de León. En Cantabria tienen por afluentes por la derecha al río Quiviesa y al río Bullón y por la izquierda el río Cantiján y el río Urdón, entre otros menores. Desemboca en el municipio de Val de San Vicente, en la ría de Tina Mayor, haciendo de frontera entre Asturias y Cantabria.
A continuación desemboca el río Nansa, uno de los principales ríos de Cantabria. Nace entre Peña Labra y el Pico Tres Mares, al lado contrario del río Híjar donde comienza la cuenca del Ebro. Todos sus afluentes son cortos y nacen en las montañas próximas. Desemboca en la ría de Tina Menor cerca de Pesués.
Hacia el oeste encontramos dos ríos muy cortos el río Escudo y el río Gandarilla que forman la amplia ría de San Vicente, en San Vicente de la Barquera. Son ríos que, como muchos otros, nacen en las laderas norteñas de las montañas litorales.
A continuación encontramos la desembocadura del río Saja, que con su afluente por la derecha, el río Besaya, forma la principal cuenca hidrográfica de Cantabria. El Saja nace en el pico Tres Mares, recoge las aguas de Cabuérniga, pasa por Cabezón de la Sal y se dirige a Torrelavega, y tras recibir las aguas del Besaya desemboca en la ría de Suances. Otros afluentes por la derecha son el río Lodar y el río Bayones. El río Besaya tiene su nacimiento muy cerca del cauce del Ebro, en una zona de topografía suave en la que la divisoria de aguas parece dudosa. Es la vía natural de comunicaciones entre el Ebro y Santander. El Besaya se dirige rápidamente hacia el mar pasando por Los Corrales de Buelna y desembocando en el río Saja en Torrelavega.
El río Pas nace en las alturas que cierran el valle del Pas, donde recibe sus principales afluentes. A continuación atraviesa el valle de Toranzo y tras él recibe por la derecha al río Pisueña. Desemboca en la amplia ría de Mogro.
Villacarriedo en el Valle del Pas.
A continuación encontramos la amplia bahía de Santander. En ella desembocan tres ríos principales, el río Mina, el río Miera y el río Cubas. Sólo el Miera tiene su nacimiento fuera de las montañas próximas, ya que nace cerca del portillo de Lunada. El río Campiazo es un río muy corto que forma la larga y estrecha ría de Ajo.
A continuación encontramos el río Asón, que nace en los Collados del Asón y desemboca en el mar en la ría de Treto, cerca de Colindres. La desembocadura de la ría de Treto está flanqueada por Santoña y Laredo y su boca da paso a la bahía de Santoña. El Asón tiene dos afluentes importantes por la derecha, el río Gándara y el río Carranza, que nace en Vizcaya. Por último encontramos el río Agüera, que forma la ría de Oriñón.
Sin embargo, Cantabria es ante todo la cuna del río Ebro. El Ebro nace en Fontibre, cerca de Reinosa, y desemboca en cerca de Tortosa, provincia de Tarragona, en el Mar Mediterráneo. Pero Fontibre no es más que una surgencia kárstica de las aguas subterráneas de la cuenca del río Híjar. Poco después de Reinosa el Ebro se embalsa. Con sus 540 millones de metros cúbicos el embalse del Ebro es uno de los más grandes de España. Su presa se encuentra en un estrecho paso en Arroyo, pero se extiende hasta rebasar los límites de la comunidad e inundar tierras de Burgos. Así pues, el Ebro en Cantabria sólo tiene como afluente el río Híjar, por la derecha. El Híjar nace cerca del Pico Tres Mares. Recoge las aguas de los afluentes de Peña Labra por la derecha y de la Sierra del Cordel por la izquierda. Sus aguas subterráneas afloran en Fontibre pero sus aguas superficiales corren raudas hasta encontrarse con el Ebro en Reinosa.
La práctica totalidad del municipio de Valdeolea, y parcialmente Valdeprado del Río, pertenecen a la cuenca del Duero drenando sus aguas al río Camesa, afluente del Pisuerga en el vecino pueblo palentino de Aguilar de Campoo.
Cantabria no es tierra de lagos. El único realmente reseñable es el Pozón de la Dolores, cerca de Santander. Sin embargo la existencia de embalses es constante, tanto en la cabecera de los ríos como en el curso medio. Se trata de embalses dedicados a la producción de energía eléctrica y el consumo humano. A parte del mencionado Embalse del Ebro cabe señalar los de Alsa, Cohilla y Palombera.
Los ríos cántabros son de alimentación nivopluvial, con un máximo en primavera y un mínimo en verano. Sólo los ríos que nacen cerca de la costa son de alimentación pluvionival, y los más cortos pluviales, con un máximo en otoño y un máximo secundario en primavera. El mínimo continúa dándose en verano.