Roma en guerra

Roma en guerra

La Primera Guerra Púnica

La lucha por Sicilia

 

La Primera Guerra Púnica tiene un fuerte componente de guerra naval, donde los cartagineses llevaron inicialmente la ventaja, por su mayor experiencia.

Origen del conflicto

Cuando, el año 272 a.C., la colonia griega de Tarento, en el Sur

de Italia, cayó en manos de los romanos, Roma dominaba ya toda

 la península y se había convertido en uno de los estados más

 poderosos de su entorno. Era sólo cuestión de tiempo que su 

camino se cruzara con el de la otra gran potencia del

 Mediterráneo occidental: Cartago. La ciudad de Cartago,

 en la costa norte de la actual Túnez, había sido fundada 

el siglo IX a.C. por marineros fenicios, que construyeron este

 enorme puerto en el centro de las rutas comerciales que 

surcaban el Mediterráneo. Además de su estratégica 

posición para el comercio, Cartago estaba rodeada de

 tierras fértiles, y muy pronto, los cartagineses 

(que también recibían el nombre de púnicos), extendieron

 su dominio hasta Sicilia. Allí tomaron contacto con los romanos,

 que se encontraban en plena expansión, y las dos potencias 

comenzaron a vigilarse con recelo.

Sicilia, rica en cereales, estaba poblada por prósperas colonias griegas,

 muchas de las cuales estaban dominadas por los cartagineses. 

Sin embargo, una de ellas,Mesina, situada en el estrecho entre

 Italia y la isla, decidió llamar en su auxilio a los romanos

 para que expulsaran a la guarnición cartaginesa que 

controlaba la ciudad. Cuando los mensajeros de Mesina

 llegaron al Senado se produjo una larga deliberación. 

Todos eran conscientes de que enviar ayuda militar a la

 ciudad desencadenaría un terrible enfrentamiento con 

Cartago, cuyas últimas consecuencias eran imprevisibles.

 Al final, los romanos decidieron enviar a sus soldados. 

Era el año 264 a.C. y daba comienzo así la primera de las 

Guerras Púnicas, tres terribles enfrentamientos entre

 romanos y cartagineses que decidirían el destino de Occidente.

Primera Guerra Púnica

Roma –que poseía sólo una pequeña flota- apenas tenía

 experiencia en batallas navales. Así que, al principio,

 los cartagineses destruían con facilidad las naves que

 enviaban los romanos, mal dirigidas por sus

 inexpertos almirantes.

Pero cada derrota enseñaba a los romanos algo nuevo.

 Al final, se percataron de que su infantería era superior

 a la cartaginesa, y decidieron aprovechar esa ventaja.

 Para ello, diseñaron unas pasarelas de madera terminadas

 en garfios, con las que los legionarios podían cruzar

 hasta las naves enemigas. Los cartagineses sabían 

manejar mejor sus trirremes, pero sus marineros no

 estaban preparados para combatir cuerpo a cuerpo,

 y terminaron siendo derrotados.

Después de veinte largos años de guerra, en el año 241 a.C.,

 los romanos se convirtieron en los únicos dueños de 

Sicilia, que pasó a ser la primera provincia romana.

Compromisos de Cartago

La derrotada Cartago se comprometió a no atacar jamás

 a un aliado de Roma, y tuvo que hacer frente a unas

 indemnizaciones millonarias. La cuantía de las 

compensaciones era tan elevada, que los cartagineses 

no podían pagarlas con los beneficios de sus dominios

 en África, y decidieron expandirse por las ricas tierras 

de la Península Ibérica. Pero, tras su victoria sobre 

Cartago, Roma se había convertido en una potencia temible,

 y también había puesto sus ojos en las tierras de Hispania.

 Así que para evitar un nuevo enfrentamiento, decidió

 repartirse la Península con Cartago. La frontera

 se situaría en el Ebro. Los territorios al norte de este río

 serían para Roma, los del sur, para Cartago.

 

MAPAS DE LA PRIMERA GUERRA PÚNICA

Esta es la situación en vísperas del conflicto. Roma había conquistado ya

 toda la península hasta el extremo meridional, y comenzaba a interesarse

 por Sicilia, pieza clave para el control del Tirreno.

Mesina, con su petición de ayuda a Roma, fue el detonante del conflicto,

o más bien, la "excusa" que Roma se buscó para intervenir en la isla.

Pero en Sicilia existía un tercer elemento en juego: los griegos, 

cuya ciudad dominante era Siracusa. Cargago y Siracusa eran,

en Sicilia, enemigos mortales desde hacía siglos.

Desarrollo del conflicto

1. Roma entra en Sicilia (264)

Mesina pide ayuda a Roma. Tras un gran debate en el Senado, Roma les envía dos legiones.

Ante la entrada de los romanos, Cartago y Siracusa (enemigos seculares en Sicilia), se alían para expulsar a Roma de la isla.

 

2. Expedición contra Siracusa (263)

Roma decide deshacer la alianza púnico-siracusana atacando al elemento más endeble. 40.000 hombres parten hacia Siracusa. A su paso, las ciudades aliadas de Siracusa se pasan a la causa romana. Se deshace para siempre la confederación helénica en la Isla.

Siracusa, gobernada por el tirano Hierón, decide hacer la paz con Roma. Se constituye así un pequeño reino independiente, aliado de Roma, que le será muy útil durante toda la guerra.

 

3. Toma de Agrigento (262)

Agrigento era una ciudad griega, donde los Púnicos tenían su cuartel general. Fue tomada y saqueada con brutalidad, lo cual provocó la hostilidad de muchas ciudades sicilianas hacia los romanos.

Las posiciones se estancan en la isla. Los púnicos se mantienen firmes al Oeste de la isla, donde sus ciudades costeras, bien fortificadas, no pueden ser asediadas: Cartago las avitualla por mar.

 

4. Comienza la guerra por mar (261)

Cartago cambia de estrategia y se decide a emplear su mejor arma, donde tiene clara superioridad respecto a Roma: la armada. Los púnicos atacan y saquean ciudades costeras italianas para obligar a Roma a desviar efectivos desde Sicilia.

Roma, que apenas tiene experiencia marinera y cuenta sólo con una pequeña flota, se resiente.

 

5. Roma aprende a combatir en el mar (260-257)

Consciente de su inferioridad marinera, Roma dota a sus barcos de guerra de un artefacto llamado corvus, pasarela que se engancha en la galera enemiga y permite el paso de la infantería y el combate cuerpo a cuerpo, donde los romanos son superiores.

Roma gana su primera victoria naval de la historia en Mylae (260). Se levanta en el Foro una columna conmemorativa, con proas de barcos enemigos (rostra).

Durante estos años se suceden las victorias púnicas y romanas en el mar. Ninguna victoria es decisiva; es una guerra de desgaste y resistencia.

 

6. La situación en Sicilia (260-257)

Además de batallas navales, en esos años hay abundantes movimientos en Sicilia, con iniciativas romanas y púnicas. Roma mantiene en la isla una fuerza de 50.000 hombres.

En 257, los púnicos están reducidos a la punta occidental de Sicilia, pero con posiciones fácilmente defendibles. El asedio es inviable mientras Cartago siga teniendo una flota fuerte.

 

7. Ecnomo: la mayor batalla naval de la Antigüedad (256)

Incapaces de expulsar a los púnicos de Sicilia, Roma decide que ya ha adquirido suficiente experiencia marinera, y que es hora de atacar directamente a Cartago.

Organiza un convoy de más de 300 barcos, con 100.000 soldados a bordo (con los dos cónsules de Roma), para invadir África.

El convoy es sorprendido por la armada púnica frente al cabo Ecnomo, y se libra una de las mayores batallas navales de la historia. Victoria completa de los romanos, que consiguen desembarcar y hacerse fuertes en Aspis.

 

8. Campaña en Africa. Cartago contra las cuerdas (256-255)

La estación estaba muy avanzada, y el Senado romano ordena regresar a la flota, dejando en Africa un solo cónsul, Atilio Régulo, con 15.000 hombres. Este consigue continuar la campaña y tomar Adys y Tunez.

Cartago está cercada. Su situación es crítica, pues la presencia romana alienta, al mismo tiempo, la rebelión de los reinos númidas. Se inician conversaciones de paz con Roma, pero Régulo impone condiciones demasiado duras. Cartago no las acepta.

 

9. Cambia la suerte (255)

Pasado el invierno, Cartago -ayudado por Jantipo, un mercenario de origen espartano- reorganiza su ejército y aplasta a los romanos cerca de Tunez. Sólo consiguen escapar 2.000 hombres. Regulo es hecho prisionero.

Ajenos a este desastre, Roma envía una flota con intención de asestar el golpe definitivo. Ante el cambio de situación, sólo puede rescatar a los supervivientes. De regreso, el convoy sufre un temporal frente a Camarina: se pierden 100.000 hombres y 200 barcos: la mayor catástrofe naval conocida hasta ese momento.

 

10. La guerra vuelve a centrarse en Sicilia (254-248)

Escarmentada, Roma abandona el objetivo africano. En los próximos años, la acción se centra nuevamente en Sicilia, en una agotadora guerra de posiciones:

  • Cartago recupera Agrigento (254)
  • Roma conquista Panormo, cuartel general púnico en Sicilia, mediante una batalla combinada por tierra y mar. Varias ciudades de la zona se unen a la causa romana (254).
  • En los años 252-151 tan sólo se dan acciones menores. Los dos bandos están agotados.
  • Cartago intenta, sin éxito, recuperar Panormo (250)
  • Roma bloquea el principal puerto púnico, Lilibeo (250?)
  • Roma ataca el puerto de Drépano, donde estaba la flota púnica, y sufre una grave derrota naval, que destruye su armada casi por completo (249).
  • Roma, sin su flota, continúa la guerra en tierra (248)
 

11. Amílcar Barca entra en escena (247...)

Amílcar, nombrado general en jefe del ejército púnico, decide volver a la estrategia del mar, ahora que Roma no cuenta con una flota. Reemprende las razzias contra la costa italiana, para forzar a Roma a reclamar la paz, obligada por sus castigados aliados.

Para mantener esta estrategia, necesita los puertos sicilianos, pero están asediados por Roma. Amílcar fortifica un nuevo punto de atraque para la flota al oeste de Panormo (246) y emprende acciones contra los ejércitos que asedian Drépano y Lilibeo

Sin embargo, los dirigentes de Cartago no quisieron aprovechar la superioridad sobre Roma para dar un golpe decisivo. Prefirieron dejar que el conflicto se fuera consumiendo (245-242).

 

12. Victoria de las islas Egates (242) y fin de la guerra (241)

Mientras tanto, Roma había rehecho su flota echando mano de un recurso extremo: financiándola con inversiones privadas restituibles tras la victoria.

En 242 salen de Roma 200 barcos de guerra comandados por el consul Lutacio Catulo, rumbo a Drépano. Cartago reacciona tarde y pierde casi toda su flota en la batalla naval frente a Lilibeo, junto a las islas Egates.

Sin flota, las posiciones púnicas en Sicilia son ya indefendibles. Cartago firma la paz con Roma en 241.

 

Condiciones de paz y años posteriores

Las condiciones de paz que negociaron Lutacio Catulo y Amílcar 

Barca estipulaban que Cartago debía abandonar Sicilia y pagar

 una elevadísima indemnización de guerra.

La política exterior de Roma en los años posteriores estará muy

 condicionada por su instinto de defensa ante un futuro ataque 

de Cartago. Sus principales hitos son:

1. Las fronteras septentrionales

La frontera Norte de Italia tenía el peligro, temible para los romanos, de las tribus galas (procedentes de Centroeuropa) instaladas en el valle del Po (en 390 habían saqueado Roma).

Entre 240 y 230 Roma realiza varias campañas en torno al Arno (contra los Ligures), conquistando todo el valle y ciudades vecinas. En 225 se produce una gran coalición de tribus galas, que invaden Italia. Roma responde con un ejército de 150.000 hombres y una victoria completa en Telamón. Las tribus del valle del Po son sometidas, y su territorio incorporado a Roma: la Galia Cisalpina.

 

2. Córcega y Cerdeña

Después de la Guerra Púnica, una de las prioridades de Roma es la seguridad en el Tirreno. Roma busca un cinturón protector: no quiere plazas fuertes en sus inmediaciones, para evitar ataques como los que realizó Cartago desde sus bases de Cerdeña.

La lucha contra los indígenas de las islas fue dura y larga (236-231). Finalmente, quedaron incorporadas como nueva provincia.

 

3. Vigilando a los púnicos en Iberia

Las victoriosas campañas de Cartago en la Península Ibérica después de la guerra siembran la desconfianza en Roma, que siente la necesidad de vigilar de cerca a su enemigo. Cartago ha sido vencido, pero no aniquilado, y se está rehaciendo.

En este marco se encuadran dos movimientos de Roma:

  • Un tratado con Cartago (226) imponiento a los púnicos el límite del río Ebro como frontera que no debían rebasar.
  • Una alianza con Massalia (colonia griega con intereses en las costas ibéricas), para informar a Roma de los movimientos púnicos en la Península.
 

4. Las costas ilirias

Roma interviene en la otra orilla del Adriático, tras la petición de ayuda de una ciudad griega, para frenar los ataques piratas de los Ilirios. Establece una zona de protectorado (228), sin usurpar la soberanía a las ciudades griegas allí presentes.

Grecia agradece la intervención e invita a los romanos a participar en los juegos ístmicos. Es el primer contacto de Roma con el mundo griego.

 

Situación en vísperas de la Segunda Guerra Púnica

En los 23 años de entreguerras (241-218), Roma había aumentado 

su poder rodeándose de nuevos territorios que protegían la Italia 

central, mientras Cartago se había expandido hacia la Península

 Ibérica (entre otras cosas, para poder pagar las indemnizaciones

 de guerra impuestas por Roma), en un ámbito que en principio

 no chocaba con intereses romanos.

La Segunda Guerra Púnica.

Aníbal

Roma se asoma al abismo

 

Aníbal atravesando los Alpes

Aníbal atravesando los Alpes con su ejército

Tras la derrota en la Primera Guerra Púnica, Cartago se vio 

obligada a pagar a Roma indemnizaciones de guerra millonarias. 

Para hacer frente a los pagos, llevó a cabo una nueva expansión 

ultramarina por las ricas tierras de la Península Ibérica

repletas de fértiles valles y ciudades populosas.

Los ejércitos cartagineses, al mando de Amílcar Barca

ocuparon el sur de Hispania, pero Amílcar fue asesinado 

por un indígena, y el control de las tropas pasó a manos

 de su hijo Aníbal, que apenas contaba 22 años.

Roma había pactado con los cartagineses una 

frontera en el río Ebro. Pero al sur del Ebro, 

en zona cartaginesa, se encontraba la ciudad de Sagunto,

 que había suscrito una alianza con Roma para defenderse 

de los púnicos. En su afán por conquistar toda la zona 

asignada, Aníbal puso cerco a Sagunto, y la ciudad pidió 

ayuda a sus aliados romanos. Corría el año 218 cuando 

Roma declaró la guerra a Cartago. Comenzaba la Segunda

 Guerra Púnica, que iba a decidir la Historia de Occidente.

El comienzo de la guerra

Los romanos pensaron que el enfrentamiento tendría 

lugar en la Península Ibérica. Pero Aníbal, que aunaba 

una extraordinaria capacidad táctica con una visión 

estratégica de largo alcance, diseñó un plan más ambicioso

 para el sometimiento de Roma.

Mientras el Senado romano enviaba todos sus efectivos 

a Hispania, Aníbal dejó a su hermano Asdrúbal al frente 

de las tropas de la Península, y lanzó a su ejército a una 

increíble travesía cruzando los Pirineos y los Alpes,

 para atacar Roma por el Norte.

Nadie podía esperar que un ejército entero se atreviera 

a cruzar los terribles pasos de alta montaña en invierno, 

por sendas nunca antes transitadas. La hazaña le costó

 a Aníbal la pérdida de un ojo y la muerte de la mayoría 

de los elefantes, pero las desprevenidas legiones romanas 

fueron derrotadas por tres veces en el norte de Italia, 

en las batallas de Tesino, Trebia y Trasimeno. Y así, 

en la primavera del año siguiente, ningún ejército se

 interponía ya entre Aníbal y Roma.

Aníbal a las puertas de Roma

La llegada del cartaginés sembró el pánico en la capital. 

En las calles, la muchedumbre aterrorizada no dejaba de gritar:

 Anibal ante portas!, ¡Aníbal a las puertas de Roma!.

 Las murallas de la ciudad habían olvidado ya la última vez 

que tuvieron que hacer frente a una amenaza semejante, 

y no resistirían un asedio. Las únicas legiones disponibles 

se hallaban en Hispania; los generales que podrían encabezar 

una resistencia desesperada, a semanas de distancia.

 Roma estaba perdida. A Aníbal le bastaba alargar la mano 

para tomar la ciudad y reducirla a cenizas.

Pero, misteriosamente, Aníbal no descargó el golpe.

 El cartaginés comprendía que la verdadera fuerza de Roma

 no se escondía tras sus muros. Si se detenía ante la 

capital, si comprometía a su ejército en un asedio que podría 

durar semanas, corría el riesgo de ser sorprendido en

 cualquier momento por los pueblos itálicos del Sur o por

las legiones que volvieran de Hispania desde el Norte

Para derrotar definitivamente a Roma Aníbal necesitaba 

dos cosas: obtener refuerzos de Cartago y privar a Roma

 de sus aliados itálicos. Por eso, pasando de largo ante

 la ciudad, se dirigió hacia el Sur.

La batalla de Cannas

Aprovechando el respiro, Roma, cuyos recursos parecían 

inagotables, reunió un nuevo ejército de ochenta mil hombres, 

el mayor que nunca hubiera comandado un general romano, 

y el verano del año 216 a.C. se enfrentó con Aníbal en 

la llanura de Cannas. La desigualdad de efectivos era 

de tres a uno a favor de los romanos. Pero, a pesar

 de ello, Aníbal consiguió envolver al ejército enemigo y

 aniquilarlo completamente.

La batalla de Cannas se recuerda como uno de los 

mayores prodigios de estrategia militar de todos los tiempos.

Buscando aliados

Libre de toda oposición, Aníbal intensificó su actividad 

diplomática, tratando de convencer a los aliados de 

Roma de que abrazaran la causa cartaginesa. Tuvo éxito

 con algunos pueblos, si bien la mayoría prefirió permanecer

 leal a Roma o expectante. Reclamó nuevos refuerzos de

 Cartago, pero la ciudad no se atrevía a desviar todos sus 

efectivos y quedar tan desprotegida como Roma.

 

MAPAS DE LA SEGUNDA GUERRA PÚNICA

Segunda Guerra Púnica: situación de partida

Situación de partida

Durante los años que siguieron a la primera confrontación, los púnicos 

habían extendido su dominio por la península Ibérica, para poder pagar

 a Roma las cuantiosas indemnizaciones de guerra y para gozar de

 una zona de expansión lejos de su rival, sin peligro de colisionar con

 sus intereses. Les había ido tan bien, que Cartago volvía a ser fuerte.

El tratado del Ebro. Roma contemplaba la recuperación de los púnicos

 con creciente preocupación. El año 226 una embajada romana se

 entrevistó con los Barca (no directamente con Cartago sino con los

 jefes militares en la Península Ibérica) obligandoles a fijar un límite a su

 expansión en la barrera del río Ebro. Los Barca estaban todavía lejos de

 esa línea y no opusieron demasiada resistencia.

Roma exigía a Cartago mantenerse apartado de cualquier escenario

 cercano a sus intereses. Si los púnicos se extendían demasiado

 hacia el Norte, además de afectar a las colonias griegas dominadas

 por Massilia (aliada de Roma), podían llegar a conectar con las tribus

 galas del Norte de Italia, tradicional amenaza de Roma, que habían

 sido recientemente sometidas. Y Roma no estaba dispuesta 

a asumir ese riesgo.

Desarrollo del conflicto

Sagunto

1. Sagunto, el casus belli (218)

Roma buscaba la guerra como único modo de frenar la peligrosa recuperación de Cartago. Firmando un pacto con la ciudad de Sagunto, desafiaba a Cartago con una clara provocación, pues suponía una clara violación del tratado del Ebro.

Aníbal (hijo de Amílcar Barca y jefe del pujante ejército púnico en la Península) no estaba dispuesto a someterse indefinidamente a las exigencias crecientes de Roma, que acabarían animando a las tribus iberas a la rebelión, y puso sitio a Sagunto el 219.

Roma no ayudó a su aliado, sino que dejó que Sagunto cayera (año 218) y sólo entonces declaró la guerra a Cartago.

 

Segunda Guerra Púnica: el plan de Roma

2. El plan de Roma: doble invasión

Al contrario que en la primera Guerra Púnica, Roma era ahora más fuerte por mar, y planea un doble desembarco: en Africa y en Iberia. Fiel a su estilo directo y agresivo, Roma busca decidir la guerra de modo fulminante, asestando una golpe decisivo en los dos puntos neurálgicos del enemigo.

  • Uno de los cónsules, Publio Cornelio Escipión, desembarcará en Massilia con dos legiones (20.000 hombres), para enfrentarse a Aníbal en Iberia.
  • El otro cónsul, Sempronio Longo, viajará a Sicilia con otras dos legiones, para preparar el desembarco en Africa.
  • Una quinta legión, al mando del pretor Manlio, se desplazará al valle del Po, para supervisar la lealtad de las belicosas tribus galas.
 

Aníbal marcha hacia el Norte

3. Reacción fulgurante de Aníbal

Nada más conocer la declaración de guerra, Aníbal se pone en movimiento, decidido a ganar por la mano a los romanos. Tiene que evitar a toda costa la guerra en Iberia, pues la presencia de Roma en la península fomentaría la rebelión de muchas tribus, poniendo en peligro todo lo realizado en esos años. Para ello, debe llevar la contienda a suelo italiano.

¿Pero cómo llegar hasta allí con un ejército? Una vez eliminadas las bases púnicas en Sicilia y Córcega, Italia no está a tiro para una gran flota de galeras. Además, el poderío naval púnico había menguado mucho. De modo que decide invadir Italia por tierra, atravesando los Alpes: una de las acciones militares más audaces y brillantes de toda la Historia.

Al frente de un gran ejército, parte hacia el Norte a lo largo de la costa. En Jun 218 cruza el Ebro. Tiene duros enfrentamientos con las tribus asentadas en la actual costa catalana, pero finalmente se abre paso hasta los Pirineos.

 

Rebelión de los galos

4. Problemas de Roma con los galos

Frente a la rapidez púnica, Roma se enfrasca sofocando la rebelión de los galos del valle del Po (alentados probablemente por la diplomacia púnica). La legión de Manlio es destruida y Escipión, que estaba en Pisa preparando el embarque hacia Massilia, debe enviar una de sus dos legiones. El peligro es conjurado, pero se pierde un tiempo precioso. Cuando Escipión llega finalmente a Massilia, se entera de que Aníbal ha cruzado ya los Pirineos.

 

Aníbal cruza los Alpes

5. Aníbal se escapa y cruza los Alpes

Escipión dirige sus legiones hasta el Ródano, para intentar frenar allí a Aníbal.

Aníbal consigue alcanzar el Ródano sin necesidad de librar batallas contra las tribus autóctonas, gracias a una actividad diplomática basada en regalos y amenazas. Para esquivar cualquier encuentro con los romanos, atraviesa el río lejos de su desembocadura, a unos 120 Km de la costa. Cuando Escipión se da cuenta, intentaperseguirle río arriba, pero Aníbal se le escapa, de modo que decide prepararse para enfentarse a él al otro lado de los Alpes.

Aníbal atraviesa los Alpes a comienzos de noviembre de 218, con varias docenas de elefantes y hostigado por las tribus galas, episodio que ha inflamado siempre la imaginación popular.

 

Roma readapta su estrategia

6. Roma readapta su estrategia

Escipión debe ajustar su estrategia:

  • Por un lado mantiene el plan original de entrar en Iberia, confiando el mando de su ejército a su hermano Cneo.
  • Mientras él se encamina al Valle del Po, para tomar el mando de la legión allí asentada, y pide refuerzos al Senado para hacer frente a Aníbal.

En lugar de ordenar nuevas levas, el Senado decide posponer la invasión de Africa y enviar al Po como refuerzo las dos legiones de Sempronio, instaladas en Sicilia.

 

Batalla de Tesino

7. Primer encuentro: Tesino

Sin esperar la llegada de los refuerzos de Sempronio, Escipión va al encuentro del ejército de Aníbal. Instala el campamento en la orilla oriental del río Tesino, afluente septentrional del Po, y cruza el río para realizar labores de reconocimiento. De improviso se encuentra con la avanzadilla púnica y se libra una pequeña escaramuza. La batalla, de poca entidad, tiene gran valor simbólico: es la primera victoria de Aníbal, que se gana la confianza de los galos, y el propio cónsul, Escipión, resulta malherido.

 

Batalla de Trebia

8. Primera batalla campal: Trebia (dic. 218)

Los romanos se retiran al sur del Po, y acampan en la orilla oriental del Trebia. Sempronio se une al ejército de Escipión en diciembre. Impaciente por combatir, Sempronio desestima el consejo de Escipión (aún convaleciente) de pedir nuevos refuerzos y se deja atraer por Aníbal al terreno que éste había preparado, en la orilla púnica del río, sufriendo una gran derrota.

Las victorias de Tesino y Trebia alientan la rebelión de los galos, que se pasan en gran número al bando de Aníbal.

Hasta aquí, todo ha ocurrido en menos de un año. Llega el invierno y los restos del ejército romano se retiran a las colonias romanas de Placentia y Cremona, mientras Aníbal se retira entre los galos. (Durante el invierno, mueren todos los elefantes de Aníbal, menos uno).

 

Segunda Guerra Púnica: año 217

9. La campaña de 217: estrategia defensiva

Los nuevos cónsules romanos para 217 son Flaminio y Servilio, ambos destinados a contener a Aníbal con sendos ejércitos. Escipión es enviado a Hispania como procónsul, uniéndose a su hermano Cneo.

Otros importantes escenarios de guerra donde Roma envía legiones ese año son: Sicilia, Cerdeña y la propia ciudad de Roma (lógicamente, fuera del pomerium, el límite sagrado e inviolable de la ciudad).

En todas partes, se trata de una estrategia defensiva, excepto en Hispania, donde los Escipiones no han renunciado a hostigar al enemigo en su propio territorio.

 

10. Intentando contener a Aníbal

Aníbal podía penetrar en el interior de la península por dos vías: las que discurren a ambos lados de los Apeninos. Los dos cónsules se dividen para taponar ambas vías:

  • Flaminio, con sus dos legiones, se sitúa en Lucca, para defender las vías de Etruria
  • Servilio, con otras dos legiones, en Ariminum, para proteger la via Flaminia.
 

11. Aníbal cruza los Apeninos

Como siempre, Aníbal hace lo imprevisible: atraviesa los Apeninos y entra en Etruria por Faesulae (junto a la actual Florencia). En las zonas pantanosas en torno al Arno, Aníbal contrae una oftalmía, que le hará perder la visión del ojo izquierdo.

En Faesulae envía exploradores. Al enterarse de que el ejército de Flaminio se encuentra en Arretium, decide prepararle a una emboscada: se encamina a marchas forzadas hacia Roma, sobrepasando la posición de Flaminio, para obligarle a perseguirle. Eso le permitirá escoger un terreno favorable para el choque, y evitar que se le una el ejército de Servilio.

 

12. La batalla de Trasimeno

Los romanos creen que los púnicos están huyendo de ellos y, llenos de euforia, se dejan coger en una trampa. Flaminio penetra con todo su ejército por un estrecho pasillo entre las colinas y la orilla del lago Trasimeno, por donde Aníbal había pasado el día anterior. Durante la noche, Aníbal había dispuesto a su ejército a lo largo del pasillo, escondido tras las colinas, y las legiones de Flaminio son masacradas.

Mientras los romanos supervivientes son apresados, Aníbal permite a los aliados de Roma regresar a sus hogares: quiere presentarse en Italia como hombre clemente, liberador de la opresión romana.

Las noticias de la gran derrota siembran el pánico en Roma (VER RELATO), que toma una medida excepcional para resistir a Aníbal: concentrar todo el poder en un solo hombre. Nombran dictador por 6 meses a Fabio Máximo, y lugarteniente suyo a Minucio Rufo.

 

13. Aníbal no marcha contra Roma

A diferencia de lo ocurrido entre los galos del Norte, la proclama de libertad de Aníbal no triunfa en Italia central. Sea por temor a sus legiones o por estar satisfechas del dominio romano, las ciudades del centro de Italia permanecen fieles a Roma.

La estrategia de Aníbal nunca buscó atacar Roma directamente, sino cegar la fuente de donde extraía su inagotable fuerza: sugigantesca red de alianzas por toda Italia.

Fracasado su intento en la zona central, decide probar en el Sur de la península, de colonización más reciente. Pero primero se dirige al Adriático para dar descanso a sus tropas, debilitadas y enfermas por las largas marchas y los combates.

 

14. La estrategia de Fabio, el prudente

Escarmentado por las tres derrotas romanas contra Aníbal, Fabio concibio una estrategia de máxima prudencia: mantener a Aníbal siempre vigilado, acampar junto a él en zonas elevadas, donde el púnico no se atrevería a atacarle, pero no aceptar batallas en campo abierto. Fabio acosaba a Aníbal en espera de un descuido, dificultaba sus movimientos, atacaba a los destacamentos que salían en busca de abastecimiento...

Era una estrategia paciente, de medio plazo, poco coherente con el espíritu tradicional de Roma, que le valió el sobrenombre deCunctator, el vacilante.

Fabio acompaña la marcha de Aníbal hasta Apulia, y luego a través de las montañas del Samnio hacia la fértil llanura de Campania, en los alrededores de Capua.

 

15. Aníbal atrapado, consigue escapar

Aníbal tenía que mover continuamente a su ejército para poder alimentarlo: necesitaba saquear las ciudades por donde pasaba para conseguir grano y ganado... y botín para mantener la moral de las tropas. Buscando una base segura para pasar el invierno, decide volver al Adriático, pero las vías para salir de Campania son montañosas.

Fabio ve la oportunidad y hace una jugada maestra: envía a Minucio con 4.000 hombres para cerrar el paso de montaña que debía atravesar Aníbal, mientras él, con el resto del ejército, acampa a media ladera. Aníbal queda encerrado en el pequeño valle.

Pero el púnico consigue escapar de la ratonera mediante una brillante maniobra de engaño. Por la noche, envía 2.000 bueyes colina arriba, con antorchas atadas a los cuernos. Minucio piensa que el ejército púnico se pone en movimiento para escapar de la trampa cruzando la montaña, y sale a encontrarse con él. Así, deja el paso libre por donde Aníbal pasa tranquilamente con su ejército y todo el botín.

 

16. Roma decide enfrentarse a Aníbal

Descontenta con la estrategia de Fabio Máximo, Roma escoge para el nuevo año (216) dos cónsules más decididos, Emilio Paulo y Terencio Varrón, y les confía el ejército más grande que jamás había puesto en pie de guerra: 4 legiones a cada uno, unos 75.000 hombres. Esta vez, habría batalla campal.

Los cónsules marchan a encontrar a Aníbal en Apulia (a 400 km. de Roma), donde otro ejército vigilaba todos sus movimientos. Aníbal acababa de tomar la fortaleza en ruinas de Cannas, situada en una pequeña colina. A sus pies se extiende una amplia llanura, recorrida por el río Aufido.

 

17. El desastre de Cannas (2 ago 216)

Con fuerzas inferiores en número y en un terrero escogido por los romanos (entre el río y la pendiente), Aníbal dirigió la que se ha llamado “batalla perfecta”, admirada y estudiada por los militares de todos los tiempos hasta nuestros días. Su táctica consistió en aprovechar la misma fuerza de ataque del enemigo para utilizarla en su contra.

Cuando los romanos ya había penetrado suficientemente en sus filas, eufóricos al creerse victoriosos, realizó una maniobra envolvente con tropas de refresco (que había situado en dos columnas, detrás de la línea de choque), que trituró al ejército romano.

En los flancos, la caballería púnica puso en fuga a la romana, y luego atacó al enemigo por la retaguardia.

Resultado: 50.000 muertos en el bando romano, entre ellos Emilio Paulo y unos 80 senadores, y más de 20.000 prisioneros.

Aníbal no marcha contra Roma. Después de Cannas, todos pensaban que Aníbal marcharía sobre Roma para conquistarla. Los historiadores han discutido siempre sobre qué habría ocurrido si Aníbal hubiera atacado Roma.

Roma no se rinde. Aníbal envió un emisario a Roma para negociar el rescate de los prisioneros romanos (muchos de ellos hijos de familias influyentes) y quizás la paz. Pero el Senado le negó la entrada en la ciudad y prohibió el pago de ningún rescate (VER RELATO). Roma lucharía hasta la muerte. Aníbal queda sorprendido.

 

18. Consecuencias de Cannas

Defecciones en masa. La batalla de Cannas consiguió por fin la deserción de un gran número de ciudades. Desde Campania hacia el Sur, casi toda la Italia meridional se pasa al bando de Aníbal. El mayor golpe fue la traición de Capua, la ciudad más importante de Italia después de Roma.

Permanencen fieles: el Lacio, Umbría y Etruria, todo el centro de la Península, que impide que contacten las dos zonas rebeldes. Roma cuenta además con varias colonias bien fortificadas que había ido estableciendo estratégicamente por todo el territorio. Ahora son como islotes en territorio hostil. Y también habían resistido las ciudades griegas del Sur (la antigua Magna Grecia), fortificadas y con salida al mar.

Reacción de Roma. En la ciudad, la conmoción por el desastre es enorme, pero mayor aún la voluntad inquebrantable de seguir luchando. A base de reclutar adolescentes, esclavos, delincuentes... se ponen en pie de guerra 19 legiones.

Retorno a la prudencia. Cannas mostró la sabiduría de la estrategia prudente de Fabio Máximo, cuyas líneas se siguieron a partir de entonces a rajatabla.

Cambia el tipo de guerra. Contar con aliados y amplios territorios amigos cambió también radicalmente la estrategia de Aníbal en Italia, pero eso lo veremos ya en el próximo capítulo

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